Una textura que sólo las manos de un panadero experto saben interpretar para conocer el punto justo en el que debe empezar a dar forma, a mano y uno por uno, a todos los panes que después cocerá en nuestro horno de piedra.
Sólo así puede hacerse un pan de corteza tan crujiente y miga tan irresistiblemente esponjosa como los de nuestros panes con sello Cabañas. Como las de los panes que salían del horno de Pedro en el barrio de Can Puiggener. Un pan hecho para disfrutar. Pero, y el punto de acidez tan característico de los panes de nuestro obrador, ¿de dónde sale?
No nos hemos olvidado ese «pequeño» detalle. Lo hemos dejado para el final, porque estamos muy orgullosos de nuestro levain. Nuestra propia masa madre, de cultivo propio, que alimentamos cada día para darle a tu pan ese gusto ligeramente ácido que tanto te gusta.